ICRISAT presenta un estudio pionero sobre cartografía geoespacial para la agricultura sostenible en el sur de Asia
Científicos del Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para los Trópicos Semiáridos (ICRISAT) recientemente publicó un estudio Destacando el papel de los mapas geoespaciales y los datos satelitales en la configuración del futuro de la seguridad alimentaria. Centrada en el sur de Asia, la investigación destaca cómo estas herramientas avanzadas pueden mejorar significativamente la productividad y la sostenibilidad agrícolas.
Quedan sólo 6 cosechas anuales antes de la Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 La necesidad de intensificar de manera sostenible la producción agrícola nunca ha sido más urgente. Las tierras secas, en particular, representan una oportunidad importante para mejorar la productividad agrícola y contribuir a la seguridad alimentaria mundial.
“Los sistemas de cultivo de secano son complejos y están determinados por factores biofísicos, sociales y económicos. El uso de productos geoespaciales y datos satelitales para cartografiar estos sistemas puede resultar inestimable. Estas herramientas proporcionan información fundamental para la toma de decisiones, abren oportunidades para aumentar la producción y mejoran los ingresos de los agricultores en estos entornos difíciles”, afirmó el Dr. Stanford Blade, subdirector general de investigación del ICRISAT.
El estudio, que abarcó un área de 477 millones de hectáreas entre India, Pakistán, Nepal, Bután, Bangladesh y Sri Lanka, identificó y mapeó 27 sistemas de cultivo principales.
El Dr. ML Jat, director del Programa de Investigación Global de Sistemas Agrícolas y Alimentarios Resilientes, destacó la singularidad de esta investigación y afirmó: “Principalmente, los estudios utilizan datos espaciales para mapear cultivos individuales o principales, como el arroz, el trigo y la caña de azúcar, o para monitorear la intensidad de los cultivos, la vegetación natural y más. Este estudio es pionero en la comprensión de todo el sistema de cultivo, es decir, los cultivos que se cultivan en una secuencia durante todo el año”.
Estos datos de series temporales proporcionan una nueva perspectiva para repensar y rediseñar los sistemas de cultivo y abordar los desafíos de la seguridad alimentaria y la resiliencia climática en el futuro cercano.
“Estos datos sirven como base y pueden utilizarse de diversas maneras para comprender y mejorar el rendimiento agrícola. Cuando se combinan con datos sobre el clima y el suelo, pueden ayudar a planificar la optimización de los recursos y mejorar la productividad agrícola”, señaló el autor principal del estudio, el Dr. Muralikrishna Gumma.
A escala mundial, estos mapas geoespaciales proporcionan datos esenciales que pueden orientar las iniciativas de mitigación del cambio climático. A nivel nacional, estos conjuntos de datos ofrecen una comprensión detallada de los patrones de cultivo regionales, lo que permite a los gobiernos optimizar la asignación de recursos.
La cartografía geoespacial puede servir de base para la formulación de políticas que garanticen la distribución eficiente de recursos como el agua, los fertilizantes y las semillas, en función de las necesidades específicas de los distintos sistemas de cultivo. Además, estos mapas pueden integrarse en las estrategias de gestión de desastres, lo que ayuda a identificar las zonas vulnerables a las situaciones de estrés agrícola, como las sequías o las inundaciones, y permite dar respuestas más específicas y eficaces.
El estudio Distribución espacial de los sistemas de cultivo en el sur de Asia mediante datos satelitales de series temporales enriquecidos con datos terrestres (mdpi.com) fue financiado por el Fondo Japonés para una Asia y un Pacífico Prósperos y Resilientes, financiado por el Gobierno de Japón a través del Banco Asiático de Desarrollo (ADB) y el Centro Nacional de Pronóstico de Cultivos Mahalanobis (MNCFC), el Ministerio de Agricultura y Bienestar de los Agricultores, el Gobierno de la India, la subvención WRI Land & Carbon Lab convocada por el Instituto de Recursos Mundiales y el Fondo Terrestre Bezos.